
La EMPATÍA es una capacidad con la que todos nacemos, pero no la tenemos desarrollada, y es a través de las experiencias que vamos viviendo, de cómo las personas que nos rodean nos miran, entienden y respetan que la iremos desplegando.
Es muy importante que los adultos (padres, profesores, abuelos y referentes en general) creemos un entorno comprensivo y respetuoso para que la semilla de la empatía pueda enraizar en los niños y más adelante germinar. Sin reproches, castigos, juicios ni menosprecios que generan distanciamiento, rabia, miedo, tristeza y frustración. Lo hemos de hacer desde el amor y el respeto por quienes son y sin esperar a cambio. Ellos no están en deuda con nosotros.
Necesitan SENTIR la empatía en su propia piel para irla integrando y desplegando.