
Las etiquetas son muy útiles para ver la calidad de los productos del supermercado, pero NO para ponérselas a los niños pequeños.
Evitemos:
“este niño es malo”
“mira que es tremendo”
“es un pesado”
“es una vaga”
“es superdotado”
“es una llorona”
“es un maleducado”
“es flojo”
“es una tozuda”
“todo le sale bien"
"es un sensiblón, a la mínima ya está llorando"...
Los adultos tenemos una responsabilidad sobre lo qué les decimos a los niños y cómo se lo decimos porque podemos dañar su autoconcepto y limitar su desarrollo. Pongamos mucha conciencia en ello, para detectar aquellos discursos aprendidos que salen de forma automática y que no ayudan a desarrollar una buena autoestima sino que juzgan y manipulan.